La tos ferina, una enfermedad respiratoria altamente contagiosa, ha comenzado a resurgir en distintas regiones de Colombia. Según el más reciente boletín del Ministerio de Salud, en lo que va del año se han reportado 3.111 casos probables, de los cuales 427 han sido confirmados. La mayoría de los contagios se concentran en Bogotá, Antioquia, Cundinamarca y Huila. Hasta el momento, se han registrado siete muertes asociadas a la enfermedad, tres de ellas en comunidades indígenas.
Expertos en salud pública y pediatría de la Universidad del Rosario advierten que esta situación se debe, en gran medida, a la disminución sostenida en las coberturas del esquema regular de vacunación, una tendencia que se ha acentuado tras la pandemia y que deja especialmente expuestos a los menores de un año.
“La tos ferina es prevenible mediante vacunación. Que hoy estemos viendo cifras altas de esta enfermedad, especialmente en comunidades vulnerables, es un problema crítico para la salud pública”, aseguró María Catalina Sánchez, directora de la Maestría en Salud Pública de la Universidad del Rosario.
Una enfermedad silenciosa y altamente transmisible
La tos ferina puede parecer, al inicio, una gripa común. Sus primeras manifestaciones incluyen secreción nasal, fiebre leve y estornudos. Sin embargo, es en esta fase temprana —la más difícil de detectar— donde ocurre el mayor riesgo de contagio. A medida que avanza, la enfermedad provoca episodios intensos de tos, vómito, pausas respiratorias e incluso hospitalizaciones, especialmente en menores de seis meses.
“El niño o la niña puede estar transmitiendo la enfermedad sin que nadie sospeche que se trata de tos ferina, y eso favorece la diseminación silenciosa en jardines infantiles, hogares y comunidades”, explicó José Miguel Suescún, jefe del Departamento de Pediatría del Rosario.
El esquema de vacunación vigente contra esta enfermedad incluye la aplicación de la vacuna pentavalente desde los dos meses de edad, con refuerzos posteriores. No obstante, en municipios de departamentos como Amazonas, Antioquia y Cundinamarca, las coberturas en menores de un año están por debajo del 50 %, lo que deja sin protección a los más vulnerables.
La importancia de vacunar también a las gestantes
El estudio también enfatiza la necesidad de vacunar a las mujeres embarazadas a partir de la semana 26 de gestación, medida que permite la transmisión de anticuerpos protectores al recién nacido. Esta estrategia ha demostrado ser eficaz en países que la han implementado, y su aplicación en Colombia podría mitigar los riesgos en los primeros meses de vida.
Además, se recomienda reforzar el seguimiento pediátrico y tomar medidas de aislamiento frente a síntomas respiratorios, como estrategia preventiva para evitar la propagación en entornos escolares y comunitarios.
No es solo un problema clínico, es una brecha social
Más allá del aspecto clínico, el aumento de los casos de tos ferina refleja las inequidades en el acceso a los servicios de salud y las debilidades en la vigilancia epidemiológica. Según los investigadores del Rosario, muchas de las comunidades más afectadas presentan dificultades logísticas, geográficas y culturales para acceder al esquema completo de inmunización.
“Necesitamos profesionales que comprendan los factores sociales detrás de la baja vacunación y que puedan liderar respuestas sostenibles e interculturales en los territorios”, señaló Sánchez. En su concepto, la salud pública debe enfocarse no solo en aplicar vacunas, sino en garantizar condiciones estructurales que faciliten su acceso y comprensión.
El brote actual en departamentos como Antioquia, con casos registrados en municipios como Betulia y Urrao, refuerza la necesidad de estrategias territoriales, diferenciales y culturalmente sensibles para responder eficazmente a las nuevas dinámicas epidemiológicas.
Foto: Freepik
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