Los sábados dejaron de ser días comunes para la familia Rangel Bonilla. Este año, Sofía, junto a su mamá Yardeys y sus hermanos Samuel y Mariana, tuvieron una cita con el arte y la cultura. Todo gracias a Calle Museo, una iniciativa de EPM en alianza con el Museo de Antioquia, que lleva el arte de los museos al corazón de los habitantes de Medellín y el Área Metropolitana.

Sofía Rangel Bonilla vive en el barrio Antioquia y estudia Economía. Nunca imaginó tener afinidad con el arte, hasta que se sumó al laboratorio 70 Latidos de Calle Museo.
“Siento que ese espacio me ayudó a conectarme con mi yo artística, a aprender nuevas habilidades, a interactuar. Siento que es un lugar muy muy lindo de aprendizaje. Conoces todo tipo de personas, todos te enseñan demasiado, o sea, eso es algo que de verdad me ayudó a despejarme, a disfrutar, a sentirme tranquila”, cuenta Sofía, aún con asombro.
Para Yardeys, su madre, también fue una experiencia transformadora. Llegó al proyecto mientras acompañaba a su hijo Santiago a los encuentros de 2024. Al principio solo lo esperaba, hasta que uno de los líderes la invitó a participar. Para ella, este espacio fue una oportunidad de romper con la rutina.
“Para mí fue algo muy gratificante porque salí como de esa rutina de ama de casa, de mamá trabajadora y vine a conocer nuevas personas, a complementarme con personas que tienen otra forma de pensar, de actuar. Aparte de eso, en los espacios que EPM nos brindó o junto con Calle Museo, fueron muy, muy gratificantes como fue el Parque Explora la vez que estuvimos en el Jardín Botánico. Entonces fueron experiencias muy bonitas que de pronto uno como ama de casa no saca esos espacios con los hijos; entonces, me parece que fue algo muy muy bonito y agradezco mucho a Calle Museo, a EPM y al Museo de Antioquia”, dice Yardeys con una sonrisa.
Para los más pequeños fue un viaje de descubrimiento. Para Samuel, el arte se convirtió en una forma de expresarse, de vencer la timidez y acercarse a aquello que normalmente no ve en su vida cotidiana. Para Mariana, significó aprender cosas nuevas, compartir con su familia y divertirse mientras creaban juntos.
Calle Museo contó con dos componentes. El primero, abierto a todo público, ofreció la posibilidad de visitar diferentes espacios de la ciudad con el propósito de consumir y hacer arte a partir de las reflexiones de los participantes. Visitaron lugares como el Museo Pedro Nel Gómez, el Jardín Botánico y el Parque Explora, entre otros.
El segundo componente, 70 Pálpitos, fue un laboratorio de teatro y fotografía inspirado en la obra El Pueblo y el Guayacán, de la artista Ethel Gilmour. A partir de esa pieza, los 27 participantes exploraron ambos lenguajes para reflexionar sobre lo cotidiano, las tradiciones y las costumbres, generando un diálogo entre lo íntimo y lo colectivo. El resultado fue un performance y una exposición fotográfica en la Biblioteca EPM junto a sus familias.
La experiencia de Sofía y su familia demuestra que el arte es para todos los que se atreven a dejarlo entrar en su corazón. Solo hacen falta espacios que brinden la posibilidad de vivirlo.
”Yo creo que nosotros como ciudadanos lo valoramos demasiado porque es algo sorprendente y muy maravillosa esta oportunidad. Lo que vivimos fue algo que como persona siento que me enriqueció demasiado y que EPM dé la oportunidad para que estos espacios existan, que los apoyen las personas que estuvieron encargadas de esto, o sea, fueron muy maravillosas, personas súper atentas, de verdad que uno se siente demasiado bien, se siente como en casa”, asegura Sofía.
Gracias a la alianza entre EPM y el Museo de Antioquia, Calle Museo se ha convertido en un puente entre el arte que habita en la ciudad y sus habitantes: un puente que invita a mirar el arte como una oportunidad de encuentro, aprendizaje y transformación, de todos y para todos.
Así como el guayacán florece cada año, Calle Museo seguirá floreciendo con nuevas ediciones que acercan el arte y la cultura a los hogares de Medellín y el Área Metropolitana.














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