40 de sus 53 años los ha vivido de presentación en presentación en el Parque de Bolívar, incluso muchos dicen que ella en sí misma es patrimonio cultural de la ciudad. Esta es su historia.
Por: Juan Moreno
Foto: Juan Fernando Ospina
Quien que se precie de caminar por el centro de Medellín, de conocerlo, no ha escuchado mencionar a la Dany, uno de esos personajes típicos que hereda la tradición de los personajes típicos de toda la vida como Cosiaca, Calzones, Cara Bonita, Majija, Masato y Marañas. Es común verla recorriendo las céntricas calles con su carrito de mercado lleno de cachivaches, que constituyen la escenografía de sus espectáculos al aire libre, adentro, van algunos personajes que también cobran vida gracias a la magia y el saber hacer de esta artista, que lleva casi 40 de sus 53 años presentando sus obras en el Parque de Bolívar, casi sin falta.
“Yo me volé de mi casa en La Milagrosa y me fui a vivir a la calle estando muy chiquita porque mi papá me discriminaba y me maltrataba mucho. Al principio modelaba en el atrio de la iglesia del parque Bolívar. La gente me aplaudía y yo cantaba con maracas, panderetas, palitos, lo que hubiera. Recogía plata para pagar una piecita y comer en el restaurante La Estancia ahí en el parque. Me hice amiga de todos los ladrones, sacoleros y viciosos. A veces dormía con ellos en el edificio de los espejos y ellos me respetaban porque yo fui mariquita desde niño, de toda la vida”. Comienza a contar su historia quién nació un día de 1967 con los apellidos Castaño Quintero y que hoy se define como “artivista”, artista y activista por los derechos de la comunidad LGBTIQ+.
Sus palabras no tienen filtro, es espontánea, directa, ácida y dulce. A veces se le quiebra la voz recordando pasajes de su vida y otras, habla como si se estuviera refiriendo a otra persona. Sube y baja sus emociones con un dominio que solo dan los años y años de trabajo. “El show de Dany” aparece en las agendas de la programación artística y cultural de diversas publicaciones y de la programación oficial de las actividades lúdicas que se llevan a cabo en Medellín. Dany, no solo es famosa en el centro. También la conocen en todo Medellín, no hay cómo negarlo. A nadie le niega una entrevista, una foto, un video, un trabajo académico.
“Yo he sido payasa toda la vida, me encantaba vestirme de mujer desde chiquita. Siempre he llenado el Parque Bolívar. Hay días en que me hacía 500.000 pesos, pero casi todo me lo robaban. Mis obras son todas improvisadas, yo solo ensayo con mis muñecos porque si planeo no me sale bien. Yo me inspiro en el sufrimiento, recordando los maltratos de mi papá y las alegrías con mi mamá. Yo toda la vida he sido muy desordenada y cojo cualquier vestuario y hago las obras con cosas cómicas que hagan reír a la gente. Soy charrísima porque todo lo hago al revés. La idea es que la gente disfrute, que se olvide de todo. Esa es mi felicidad”.
Dany se caracteriza también por su caridad con los habitantes de calle, por organizarles fiestas, reuniones y entregas de regalos. “Aguanté tanta hambre y pasé tantas necesidades que eso me hizo ser noble y sentimental con los demás”. También, los asistentes a su espectáculo son parte activa de él. “Hay gente que se va toda bonita, estrenando, y de malas, le cayó un huevo, le cayó harina, espuma, gaseosa, Frutiño….Y nunca he tenido problemas con la gente, aunque ha pasado de todo en mi show, nadie la coge contra mí, siempre me han respetado y querido”.
Dice que el único apoyo “oficial” que ha tenido es del Museo de Antioquia, pero quiere un escenario donde la gente no se moje y donde haya vigilancia. “La gente mala me ha extorsionado, me ha secuestrado y me ha dado escopolamina, como la ultima vez. Me he sentido rechazada como artista, me han ofendido, pero lloro, levanto la cabeza y sigo con mi show”.
La fama, algo no tan bueno
Como ya es famosa en el centro, la Dany ha salido hasta en programas nacionales de televisión, pero eso, al final, como que no es tan chévere. “Me sacó Pirry en su programa y eso fue horrible, me secuestraron, me extorsionaron, me quitaron la plata (se le quiebra la voz) y yo no tengo plata. Lo más rico que tengo es el teatro, eso me da felicidad. Pero nunca s e me ha subido la fama, sigo siendo humilde, me quedo callada así me rechacen, soy muy noble”, agrega.
Para ella, lo mejor de actuar en el centro es que la gente la reconozca, la salude, que le haga regalos, que la saquen en los periódicos. “Pese a lo dura que es la calle y a ser uno tan ingenua y tan torpe, yo vivo feliz con mi gente y con mis obras a pesar de ser una chica trans”. Después de lo que le pasó (dice que le dieron escopolamina y le robaron todo) ella quiere conseguir todo lo que perdió y renacer, porque su vida es actuar en el centro, su centro.