Medellín se ha consolidado en las últimas décadas como un destino atractivo no solo para el turismo, sino también para la educación superior. La calidad de las instituciones, la variedad de programas académicos y las condiciones que ofrece la ciudad hacen que cada semestre lleguen cientos de jóvenes de distintas regiones del país, e incluso del exterior, para continuar aquí su formación profesional.
El centro concentra buena parte de esa oferta educativa. Universidades e instituciones técnicas y de desarrollo humano, han desarrollado programas de acompañamiento para facilitar la adaptación de los estudiantes foráneos, reconociendo que su llegada implica no solo un desafío académico, sino también personal y social. A través de sus áreas de Bienestar Universitario, promueven actividades deportivas, culturales y de desarrollo humano que fomentan la integración, crean redes de amistad y fortalecen hábitos de autocuidado.
De igual forma, las oficinas de internacionalización y movilidad brindan orientación a quienes llegan de otros países o regiones. Inducciones, asesorías en trámites, acompañamiento psicosocial y actividades de integración, son parte de las estrategias para que los nuevos estudiantes se conecten con la vida universitaria y con el entorno urbano.
En ese propósito se enmarca el proyecto “Vive el Centro, Aventúrate en él”, liderado por el periódico Centrópolis y apoyado por la Alcaldía de Medellín a través de la convocatoria Territorios que Inspiran. La iniciativa trabaja de la mano con instituciones educativas de la comuna 10 para ofrecer recorridos guiados por zonas comerciales, culturales, educativas y patrimoniales del centro, dirigidos especialmente a jóvenes que llegan desde otras regiones del país y del mundo.
Ya se han vinculado estudiantes de departamentos como Chocó, Santander, Córdoba, Cesar y Cundinamarca, así como participantes internacionales provenientes de Perú y México. Incluso, algunos residentes de Medellín se han sumado a las actividades con el interés de redescubrir su ciudad.
La meta es que cerca de un centenar de estudiantes foráneos tengan la oportunidad de apropiarse de este territorio y descubran en el centro un lugar donde se puede hacer vida académica, cultural, social y económica. Porque más allá de ser un lugar de paso, el centro también puede convertirse en hogar para quienes deciden aventurarse en él.
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