En el Centro de Bienestar Animal La Perla, ubicado en Altavista, 767 perros y gatos llevan entre cinco y más de diez años esperando una adopción. Son animales que han pasado gran parte de su vida —o toda ella— en este centro de atención, sin haber tenido nunca la oportunidad de formar parte de un hogar.
De ese total, 87 animales llevan más de una década bajo cuidado institucional. Otros 680 han permanecido entre cinco y diez años en el lugar. Todos han sido rescatados en condiciones de vulnerabilidad y han recibido atención veterinaria, alimentación y protección por parte del equipo del centro, considerado el más grande de su tipo en el país.
“Todos están en buen estado de salud, han sido esterilizados, vacunados, alimentados y cuidados con amor por el equipo humano del centro. Tienen rutinas, vínculos y la capacidad de adaptarse rápidamente a nuevos entornos. Solo les falta una segunda oportunidad”, señaló Elizabeth Coral, subsecretaria de Protección y Bienestar Animal de Medellín.
El llamado de las autoridades es claro: adoptar no solo es una opción solidaria, también puede ser una experiencia transformadora, especialmente cuando se trata de animales adultos o mayores, que han demostrado ser estables, adaptables y profundamente afectuosos.
Adopciones responsables en 2025
En lo que va de 2025, 942 animales del Centro La Perla han sido adoptados a través del programa de adopciones responsables de la Alcaldía de Medellín. Esta cifra representa un avance importante en materia de bienestar animal y compromiso ciudadano.
Además, 2.512 animales en condición de abandono o maltrato han sido rescatados y atendidos por los equipos técnicos y veterinarios del Distrito.
Actualmente, La Perla alberga 2.672 animales, de los cuales 2.111 son perros y 561 son gatos. Aunque muchos son cachorros o adultos jóvenes con posibilidades altas de adopción, el centro también acoge a ese grupo menos visible: animales que han crecido, envejecido o han sido ignorados a lo largo del tiempo.
Una segunda oportunidad
Las autoridades distritales enfatizan que adoptar un animal mayor no solo representa un acto de compasión, sino una forma consciente de ofrecer una etapa final de vida digna y amorosa. Estos animales, lejos de representar una carga, suelen adaptarse con rapidez, responder con gratitud y generar vínculos estables con sus adoptantes.
El programa de adopciones está abierto a toda la ciudadanía. Los interesados pueden recibir acompañamiento y orientación para encontrar un animal compatible con su estilo de vida, así como garantías sobre su estado de salud y condiciones de bienestar.
0 comentarios