Incertidumbre
El siglo XX estalló en las vanguardias como un grito contra las certezas que se precipitaban al abismo. Nuestro tiempo parece habitar en las crestas sordas de esa explosión: continúa el estruendo, pero ya queda poca perplejidad. En esas aguas imprecisas, el Teatro Matacandelas clava su nueva estaca con Incertidumbre, un poema dramático que renuncia a la comodidad de la anécdota para convertirse en un collage de despojos. Inspirada en sus santos patrones —Brecht, Vian y Tzara—, la pieza nos sumerge en la conciencia de un «Hijo» que no es un personaje, sino una generación que se alza contra las instituciones que lo formaron —la escuela, la iglesia, la familia—, reveladas ahora como edificios en corrupción. La escena se puebla de voces que son esquirlas de un mundo roto, un mapa del desconcierto donde la única rebelión posible es el rechazo lúcido y la pregunta por el verdadero sabor de la vida.